jueves, 17 de enero de 2013

Gazapos I


Muchos críticos literarios que no tienen mucho que decir de una obra o buscan destacar frente a la obra que critican, hacen hincapié en los gazapos o errores tipográficos del texto, como si así hubieran descubierto un fallo que desmerece a toda la obra. Bien saben los escritores y hasta los correctores estilísticos que obtener un texto limpio de errores es una tarea titánica. Ej ejemplo paradigmático lo podéis encontrar en obras universales, que están repletos de errores. 
En "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", de Cervantes, por ejemplo encontramos que Sancho Panza vende un asno y poco tiempo después, sigue viajando a lomos del asno. O que el casco de Don Quijote se hace trizas en un capítulo y al capítulo siguiente sigue intacto. O que ambos personajes cenan dos veces en una noche y Sancho saca dinero de un monedero que había perdido con anterioridad.

miércoles, 16 de enero de 2013

O libro máis pequeno do mundo


O libro máis pequeno que existe no mercado é un encadernado e impreso en cursiva, en papel de 22 g e mide 1x1 mm. Conten o conto infantil «Old King Cole» e foi pubricado en Marzo de 1985, cunha tiraxe de 85 exemplares, por The Gleniffer Press de Paisley, Renfrew, Escocia. Só se pode virar as páxinas (con moito coidado) con axuda dunha agulla.




E  falando de miniaturas....




E estes estan para comelos!!!!















E ata podedes facer un!!!!!!!!!!!!!!



lunes, 14 de enero de 2013

Caperucita contada por el lobo



El bosque era mi hogar. Yo vivía ahí y me preocupaba por él, trataba de tenerlo cuidado y limpio.
Un día soleado mientras estaba limpiando basura que los excursionistas habían dejado, escuché pasos. Me escondí detrás del árbol y vi a una pequeña niña viniendo por el camino, trayendo una canasta.
Sospeché de la pequeña niña a primera vista porque ella vestía muy lujosamente, toda de rojo y su cabeza estaba cubierta para que nadie supiese quién era.
Naturalmente me detuve a observarla y le pregunté quién era, de dónde venía y todo eso. Ella me contó un cuento acerca de ir a la casa de su abuela, con la canasta del almuerzo. Parecía básicamente una persona honesta, pero ella estaba en MI bosque y con una apariencia sospechosa con ese extraño gorro encima; entonces decidí enseñarle cuán peligroso era atravesar el bosque vestida tan lujosamente.
La dejé seguir su camino pero corrí rápido a la casa de la abuela.
Cuando vi a la agradable señora le expliqué mi problema y ella acordó conmigo en que su nieta necesitaba aprender una lección.
La señora anciana acordó quedarse afuera, en la sombra, hasta que yo la llamase, en realidad se quedó debajo de la cama.
Cuando Caperucita llegó yo la invité al dormitorio, pues yo estaba en la cama vestido como una abuela.
La chica entró con sus mejillas rosadas y dijo algo desagradable acerca de mis orejas. Yo había sido insultado antes y tratando de poner lo mejor de mi, sugerí que las orejas grandes servían para escucharla mejor; mi intención era decirle que yo quería escucharla y prestarle mucha atención a lo que estaba diciendo, pero ella dijo otra frase insultante acerca de mis ojos saltones.
Ahora ustedes pueden llegar a entender cómo me estaba sintiendo acerca de esa chica que parecía tan agradable pero que en realidad era una persona tan desagradable. Sin embargo, seguí con mi política de poner la otra mejilla, entonces le dije que los grandes ojos me servían para poder verla mejor a ella.
Su siguiente insulto realmente me dolió. Yo siempre tuve problemas de tener grandes dientes y esta pequeña niña me insultó acerca de ellos. Yo sé que debí haberme controlado más pero bajé de la cama y le dije que mis dientes me ayudarían a comerla mejor.
Ahora, déjenme explicarles, ningún lobo podría comer nunca a una pequeña niña, todos sabemos esto, pero la Caperucita loca comenzó a correr alrededor de la casa gritando. Yo corría detrás de ella, tratando de calmarla, me había sacado la ropa de la abuela, pero esto lo único que hizo fue empeorar aún más la situación: se abrió la puerta y un enorme leñador estaba ahí con su hacha, mirándome, fue claro para mí ver que yo estaba en problemas y me fui por una ventana que había detrás de mí.
Quisiera decirles que este fue el final pero la abuela nunca va a contar mi lado de la historia.
Al poco tiempo se empezó a decir que yo era impulsivo y todos comenzaron a evitarme.
No sé más acerca de la pequeña niña con su linda Caperucita Roja, pero yo, nunca más volví a ser feliz.